La situación llevaba varios minutos con riesgo de desbordarse. La inmensa multitud que realizaba la fila para ingresar a la Casa Rosada y despedir a Maradona se encontró con que la Policía estaba empezando a poner vallas para, más temprano que tarde, darle un corte al ingreso de gente (el velorio era hasta las las 16, luego se extendió a las 19 y finalmente se suspendió).
Con personas esperando a más de tres kilómetros, la situación en la intersección de Avenida de Mayo con 9 de julio se fue de las manos y allí comenzaron los incidentes con las fuerzas de seguridad, que se propagaron por todas partes.
Con el correr de los minutos, los enfrentamientos recrudecieron y hubo una feroz represión para “despejar” la 9 de julio. Los efectivos dispararon balas de goma y arrojaron gases lacrimógenos, generando decenas de heridos.
El cortejo fúnebre iba a atravesar esa avenida hasta la subida de la Autopista 25 de mayo, mano a Acceso Oeste. Cuando parecía que se habían calmados las aguas, cerca de las 16 volvieron a aparecer balazos indiscriminados contra la gente que aún esperaba por ver a su ídolo.
En la casa de Gobierno la situación se volvió igual de grave. Se desbordó el ingreso, muchas personas incluso saltaron el vallado para meterse de prepo y también hubo gases lacrimógenos (que hasta afectaron a los que estaban adentro). Alrededor de las 15.30, Gendarmería entró a la Rosada para intentar mantener el control, ya que la gente ocupo violentamente el Patio de las Palmeras.
El féretro de Armando debió ser trasladado al Salón de Pueblos Originarios por seguridad.
El último adiós a Diego se volvió un caos y ya empezaron los pases de factura. El ministro del Interior, Wado de Pedro, le reclamó por Twitter al Jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, que frene la represión. Es una incógnita cómo seguirá. Mientras tanto, en Bella Vista ya esperan decenas de efectivos policiales.
Foto: Reuters