Harry Brant, considerado uno de los jóvenes iconos de la moda en Nueva York, e hijo de la supermodelo de los 90 (y uno de los primeros ángeles de Victoria’s Secret) Stephanie Seymour y el rico empresario del mundo editorial Peter M. Brant.
La causa, aclaraba su familia el pasado lunes, ha sido una sobredosis. Como adelantaba el New York Times, el modelo llevaba varios años luchando con la adicción.
“Siempre nos apenará que su vida haya sido tan corta por esta enfermedad devastadora”, ha declarado su familia en un comunicado. “Había conseguido muchas cosas a los 24 años, pero nunca tendremos la oportunidad de ver todo lo que Harry podría haber hecho”. Miembro de la nueva generación de la jet-set neoyorkina, creció rodeado de del mundo de la moda y de las artes: su figura siempre ha sido familiar en los desfiles de moda y en las fiestas desde muy temprana edad. De hecho, acudió a la Met Gala por primera vez cuando solo tenía 16 años. En su fugaz carrera ya había conseguido labrarse un hueco, difuminando las barreras de los estereotipos de género tanto en ropa como en cosmética. Junto a su hermano Peter, a los que se les ha comparado a menudo con Paris y Nicky Hilton, colaboró con la firma MAC para crear una línea de maquillaje unisex que lanzó colecciones en 2015 y 2016. Como maniquí, ha posado para Balmain y para editoriales de Vogue Italia, entre otras cabeceras.